Putin y Xi Jinping

La visita de Putin a Xi Jinping: los límites de la alianza entre Rusia y China

Rusia y China acordaron incrementar la coordinación en los principales organismos internacionales, como la ONU, la Organización de Cooperación de Shanghái (OSC) y los países BRICS, entre otras.

La reciente visita del presidente ruso, Vladimir Putin, a Xi Jinping en China, pareció ser una nueva demostración de lo estrecha que son las relaciones entre Moscú y Pekín.

Se trata de dos grandes actores del tablero geopolítico internacional que en las últimas dos décadas profundizaron la relación al punto tal que, según algunas consideraciones, llegaron a conformar un bloque de poder opuesto a la hegemonía estadounidense.

Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, en China. Foto: Reuters.Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores de Rusia, en China. Foto: Reuters.

Sin embargo, como suele suceder en la geopolítica, las alianzas e intereses tiene una relación compleja. Mientras que las primeras son circunstanciales, los segundos son permanentes.

Así, la realización de ejercicios conjuntos de defensa, las declaraciones cargadas de ideología anti occidental y el importante comercio entre China y Rusia, no necesariamente revelan intereses comunes.

Los factores que indican una relación próspera entre China y Rusia

El creciente intercambio comercial entre chinos y rusos, que año a año marca nuevos récords, tiene un eje fundamental en la energía rusa, que Moscú tiene de sobra, y que China precisa importar en grandes cantidades.

Por si fuera poco, Xi Jinping y Vladimir Putin señalaron en su discurso que la relación entre China y Rusia está más sólida que nunca.

Los elementos que podrían hacer tambalear el vínculo

Como contrapartida, China es fuente de millonarias inversiones en suelo ruso, manufacturas y tecnología avanzada, entre las cuales se encuentran los microchips que Estados Unidos denuncia son utilizados en la industria rusa de defensa para la producción de armamento.

No obstante, hay algunos desbalances que no deben pasarse por alto. El eje de las exportaciones rusas son materias primas, gas y petróleo y sobre este punto la política china es clara: necesita importar grandes cantidades, por lo que es vital no quedar atados a un solo comprador, ni siquiera al «gran amigo» Putin.

Petróleo, Rusia. Foto: REUTERSPetróleo en Rusia. Foto: Reuters.

Por otro lado, Rusia vende a China armamento y tecnología militar. Pero Pekín también produce lo suyo, y cada vez mejor: el gigante asiático es una potencia industrial que produce tecnología de avanzada que compite en la arena internacional, y eso eventualmente puede verse reflejado en el terreno militar.

Por si fuera poco, está la guerra en Ucrania, un gran problema para China, que no se pronunció sobre ella decididamente del lado ruso. Incluso si está vendiendo armas y tecnología a Rusia, lo hace de forma velada y no de la forma en que Estados Unidos o algunos países europeos lo hacen con Ucrania.

La guerra entre Ucrania y Rusia continúa. Foto: ReutersLa guerra entre Ucrania y Rusia continúa. Foto: Reuters

Esta situación podría explicarse por el hecho de que China no quiere que le alcancen las sanciones estadounidenses. O también porque no quiere dañar su relación con Europa, quizás la más importante de todas.

En la búsqueda de tejer una relación más que estrecha con los europeos es donde más pega la guerra en Ucrania. Así, un problema para China, puede ser un problema para la relación con Rusia.(canal26.com)

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